Humo Blanco

Editoriales 0 57

Clemente Castro González – De repudiados y sepultados

La verdad es que los políticos, de corte tradicional, se ganaron a pulso el repudio ciudadano. Desde el presidente de la República, hasta los secretarios, sin dejar de lado a gobernadores y alcaldes.

Por supuesto, a ésta expresión justiciera no escapan los diputados, locales y federales y, ni que decir de esa clase depredadora del presupuesto que disque se desempeña en la cámara de senadores.

En un sitio especial, en el pedestal de los indeseables, se encuentran los integrantes del poder judicial, en forma específica los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), los cuales no gozan de buena fama ante los mexicanos rasos, dado que se mandan con la cuchara grande al darse sueldos cercanos a los 500 mil pesos mensuales, más prestaciones, pese a que en el país hay millones de pobres que viven a la buena de Dios.

Éstos personajes, al igual que a la clase “exquisita” de los integrantes del Instituto Nacional Electoral (INE), entiéndase los consejeros “ciudadanos”, difícilmente pueden dejar la comodidad de sus oficinas o lugares exclusivos ya que si acuden a lugares a los que va el común mortal, mínimo se llevan un abucheo y la socorrida mentada de madre.

Decimos que mínimo en tanto que les podría suceder lo que le pasó al mismísimo secretario de Gobernación, MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG, que trato de darse un baño de pueblo, en medio de la tragedia por el terremoto más reciente, el que afecta a varias entidades, entre éstas la Ciudad de México (CDMX).

Lo que sucedió y circula en redes sociales es que el ministro llegó a un lugar siniestrado para hacer un recorrido, acompañado de un séquito de empleados vestidos para la ocasión, tal vez con la idea de ser recibido acorde a su rango y, quizá, hasta tomarse la foto y la secuencia de video abrazando a damnificados.

Pero aquello fue todo lo contrario. Y es que desde que el presidenciable arribó al lugar, solo recibió reclamos y hasta agresiones verbales, de parte del grueso de capitalinos que ahí se encontraban.

Lo más suavecito de los gritos que se escuchaban eran en el sentido de que se pusiera a trabajar o le cuestionaban el motivo de su presencia. ¿A qué vienes? Le decían.

Hasta un “zape” tuvo que resistir el alto funcionario, sin dejar de caminar, hacia mejor resguardo, mientras decenas de personas lo asediaban.

De manera que si la presencia de OSORIO CHONG fue con la finalidad de sumar puntos para sus aspiraciones de suceder a ENRIQUE PEÑA NIETO, en la jefatura del ejecutivo federal, la estrategia mediática no le salió nada bien.

En efecto, por un mal cálculo su personal puede quedar entre los escombros de los edificios que colapsaron, al grado de estar gravemente herido políticamente hablando.

Guardadas las proporciones, algo de eso le puede suceder al jefe de la CDMX, MIGUEL ÁNGEL MANCERA, el que tenía programado separarse del cargo para lanzarse a promocionar su interés de ser considerado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) o algún otro organismo e incluso por la vía independiente, en calidad de prospecto para la presidencia de la República.

Ni modo que vaya a dejar a la deriva su responsabilidad de estar al frente de la reconstrucción de la ciudad que aún dirige. Pero si no atienda al sentido común, MANCERA estaría, antes de iniciar su aventura, muerto y sepultado, con respecto a su futuro y en materia de la carrera para convertirse en inquilino de “Los Pinos”.

He aquí dos ángeles en caída libre.

AL CIERRE

El sensacionalismo de los medios tradicionales, que acuñan historias directas al sentimiento para superar a sus competidores mediante mejor puntuación en el rating, quedó hecho añicos por un parte dado a conocer por el Subsecretario de la Marina Armada de México, ÁNGEL ENRIQUE SARMIENTO BELTRÁN, el día de antier.

Palabras más, palabras menos, dijo a los reporteros que en los escombros en la escuela Enrique Rébsamen, no había indicios de la existencia de una niña para ser rescatada.

“Queremos informales que hasta el momento se han rescatado 11 menores con vida y un total de 19 niños que desgraciadamente perdieron la viada, así como seis adultos, incluyendo a la persona femenina que el día de hoy, a las cinco o seis de la mañana, pudimos extraer su cuerpo”.

Precisó que la Delegación Tlalpan y Educación Pública, al igual que la Marina Armada de México (SEMAR) y la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) hicieron un conteo en conjunto con la dirección de la escuela de las personas que estaban en el inmueble que se colapsó.

“Queremos puntualizar que la versión que se sacó con el nombre de una niña, no tenemos conocimiento, nunca tuvimos conocimiento de

esa versión y estamos seguros que no fue una realidad porque se corroboró con educación pública, la delegación y la escuela (…)”.

El caso es que los medios, los televisivos principalmente, dieron cobertura especial y mantuvieron la expectativa, en el sentido de que había una niña atrapada, de nombre FRIDA SOFÍA, y que los rescatistas hacían esfuerzos por salvarla.

La realidad, de acuerdo al marino de alto rango, es que la única persona que pudiera estar con vida en el inmueble derrumbado es un integrante del personal de intendencia.

Es decir, “la niña milagro”, no pasó de ser un invento de una reportera y otros que le siguieron el cuento, al igual que de sus jefes y directivos, que buscaron ser los primeros en conmover a millones de sus televidentes y audiencias.

Igual cayeron en la trampa asiduos a las redes sociales, aunque fue desde esa trinchera en donde se movió la versión de que ya no había tal niña atrapada entre ruinas.

Mal rollo no atender a algo elemental dentro del ejercicio periodístico: la comprobación.

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