Cena de Negros

Editoriales 0 40

Marco A. Vázquez

Eran tiempos del descaro, en los que el PRI estaba en el gobierno estatal y tenía como mayor enemigo a los propios priístas resentidos y su necesidad de ir jugando a la democracia, de simular los excesos en las campañas.

Abrí la puerta de aquella oficina del partido a invitación de su titular, al fondo una mesa, sillas y colgado a la pared un mapa de la capital con cientos de alfileres, de distintos colores, clavados en lo que representaba cada cuadra, en espacios, en cada casa.

Tiempos de campaña resultaba ocioso preguntar la razón del mapa pero se la lanzó la pregunta, ¿hay muchos rojos, se supone que les irá mal?, la respuesta fue corta, “significa que sabemos lo que nos duele y donde hay que aplicarnos pero vamos a ganar y de calle”.

Luego explico cada color, unos alfileres eran para distinguir al incipiente PAN y demás partidos, otros para ubicar a sus jefas de manzana, algunos más para las seccionales, luego con otros colores diferentes ubicaban donde hacían falta becas, despensas, a quien se le podía ofrecer empleo y una larga lista de necesitados casi casa por casa, vaya, era información que se si hubiera utilizado para un proyecto de desarrollo económico Victoria en este momento fuera una gran capital que ya no requeriría ni pavimentaciones, ni empleos, ni nada.

En aquella elección, efectivamente, los priístas ganaron Victoria y lo hicieron de calle, también tuvieron éxito en los municipios que había pronosticado el entonces entrevistado, igual “perdieron” en otros y fueron derrotados en Río Bravo, si mal no recuerdo.

Ese era el PRI en el gobierno, un partido lleno de información, que no trabajaba los votos con ocurrencias sino con diagnósticos claros, que perdía con quien le gustará perder y pocas veces era derrotado, casi siempre, por liderazgos muy focalizados.

Al paso de los años a aquel funcionario partidistas se le preguntó por el mapa, si todavía existía, la respuesta fue lacónica, “ya no tiene cien colonias Victoria y ahorita te graban con cualquier teléfono”.

Supe, por otros tricolores, que la estrategia tuvo que cambiar, que se hizo más compleja al grado de que se tenían estructuras de todo tipo en el PRI, quienes andaban en territorio, otros que hacían análisis y encuestas, unos más eran los que proponían estrategias aunque, desde luego, aplicaban casi siempre la más sencilla, la de comprar al contrincante o meterse a la vida de los partidos políticos intentando boicotear a quien les representará un peligro.

Se hizo tan compleja la política electoral que llegaron a tener expertos en política electoral que podían medir los riesgos casi milimétricamente, por eso es que en algunos casos pocos entendíamos que el sistema alentara liderazgos opositores a competir, que los financiara, pero lo hacía para dividir votos y ganar son su estructura, con el llamado voto duro, casos así los vimos en Victoria, Matamoros, Reynosa y en muchos municipios, otra vez, el trabajo se hacía con profesionales, analistas, expertos en encuestas y en el reparto de dinero pero nunca del poder.

El PRI le pegó al vivo muchas veces, se presume que cundo era necesario le hacía llegar bolsas de dinero a sus opositores para que reforzaran campañas, más cuando había elecciones apretadas y por conveniencia no debía permitir que se cayera el PAN o el PRD, quien le fuera útil en ese momento.

Todo el cuento viene a colación porque pareciera ser que no estar en el gobierno le dolerá y mucho al PRI, que se ve muy débil (parte falta de dinero, parte sus ansias locas de suicidio político y parte el odio que le tienen) al grado que en las propias encuestas casi está desaparecido, trasciende que apenas se ubican entre un 8 y un 14 por ciento lo que podría provocar que pierdan casi todo lo que todavía conservan.

Pero también porque ante la situación surge una duda, ¿quién será el beneficiado con la caída de los tricolores?, al respecto habrá que esperar a julio para saberlo a ciencia cierta pero ya existen indicios.

De entrada, la lógica dice que el PAN va a cometer un error de estrategia si como partido en el poder permite que siga disminuyendo el atractivo del PRI ya que en esta elección está visto que el PRD y Movimiento Ciudadano en nada le ayudarán cuando se trate de enfrentar a Morena o de dividir sus votos.

Exacto, en el PAN solo tienen que invertir los papeles y recordar a que jugaban algunos de ellos que, a diferencia del equipo cercano al gobernador, si se vendían y doblaban hasta hace un par de años, en síntesis, entender que irse en una carrera parejera contra el partido de Andrés Manuel López Obrador en nada conviene y menos si Ricardo Anaya se afianza fuerte en el segundo lugar nacional…

Cierto, al paso del tiempo, ya en el 2016, el PAN ganó y lo hizo superando fácilmente la estrategia que se menciona líneas arriba pero le favorecían las circunstancias, se notaba que su candidato, el ahora gobernador, era enemigo del sistema, además contaba con liderazgo y a todo eso se le sumó el hartazgo de la gente, también el caso es que hoy la situación es diferente y sería para el partido en el poder, le insisto, un error de estrategia que puede costar caro el no revivir al PRI, por lo menos, no hacerlo en algunos municipios como Reynosa, Nuevo Laredo, Madero, Altamira y otros, para cerrar, si nadie rescata al PRI no se vaya a sorprender al ver su desgracia casi completa en la próxima elección, eso puedo ir apostándolo como también que puede arrastrar en esa caída a otros.

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