Marco A. Vázquez – Ni su santa madre les cree

En el marco de la celebración del Día de la Administración Pública, que es el 23 de junio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el INEGI, divulga una encuesta respecto a salarios y confianza en las instituciones la cual debe preocupar más de lo que imagina y, por supuesto, ser expuesta a los candidatos  a los diferentes puestos de elección popular para conocer como habrán de tratar los asuntos.

En los datos, por ejemplo, se revela la enorme desconfianza que le tienen los ciudadanos a los legisladores, instituciones  y a la política en su conjunto, solo dos, a veces tres, de cada 10 creen en ellos.

“Las dependencias relacionadas con el ámbito legislativo o el ejercicio del poder registraron los niveles más bajos de confianza. El 51.5% de la población indicó sentir mucha desconfianza hacia los partidos políticos y el 28.9% algo de desconfianza. Así mismo, 74.4% expresó sentir mucha o algo de desconfianza en las Cámaras de Diputados y Senadores, y 71.7% en el Gobierno Federal”, detalla el documento.

En mexicano eso significa que ocho de cada 10 personas consideran que los políticos sirven para nada o para estorbar y también para robarse el dinero del pueblo o hasta para delinquir pero no para lo que son electos.

Claro es que la malquerencia en los políticos nace durante las campañas, en las propuestas y las promesas que una vez instalados en el cargo pierden intención de cumplir.

También se desconfía de los políticos por el trato que le han dado a quienes los impulsan con más pasión, las mujeres y los muchachos, según las estadísticas del INEGI en los puestos de dirección de las administraciones públicas apenas el 25 por ciento son mujeres, en cuanto a los jóvenes, si únicamente se toma en cuenta el gobierno federal, se confirma que apenas 1 de cada 10 servidores públicos son hombres o mujeres entre los 18 y 29 años de edad, la traducción es simple, no les cumplen a estos dos sectores, no les dan oportunidades de desarrollar sus talentos.

Las estadísticas son de gobiernos de todos los poderes, colores y al medir la credibilidad en los políticos, aunque no lo especifican, es casi seguro que el resultado es el mismo si la camisa es tricolor, roja, azul, morada, amarilla o naranja.

¿Los independientes?, nada, en los hechos se han comportado igual o por lo menos el ícono de ellos, Jaime Rodríguez, El Bronco, quien es gobernador con licencia del Estado de Nuevo León y candidato a Presidente de la República por esa vía fue exhibido como los demás.

Si, el Bronco quién para muchos es la mera vena, quien puede cambiar  México y tan decente que se atreve a proponer que le mochen las manos a los políticos que roben, ahora quedó exhibido en una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que le comprobó el desvió de recursos públicos a su campaña, triangulación de recursos, que es casi igual como el lavado de dinero, para usarlo en su campaña y otras linduras.

Con todo y ello no le mocharán la lengua por mentiroso ni las manos por robarse el dinero o desviar recursos de los neoloneses y utilizarlo en sus ambiciones personales, es más, le aplicaran solo una sanción menor a 800 mil pesos con el beneficio de dejarlo seguir en la campaña.

Por eso le digo, con los resultados de la encuesta deben ser cuestionados todos los candidatos de elección popular para saber cómo evitarán que sigan esas tendencias, qué podrían aportar para que este México siga mejorando.

Al final, lo descrito de El Bronco es meramente ilustrativo, intentando encontrar razones de tan poca credibilidad de los mexicanos en sus instituciones, en sus políticos y es que la verdad todavía menos gente confía en el presidente Enrique Peña Nieto o en quienes ahora se desempeñan como Senadores o Diputados federales.

A que vamos, pues otra vez, a la necesidad de meter todos los temas descritos en la agenda de los políticos y esperar menos palabras y más acciones, aunque bueno, quizá la justificación de tantas dudas sea que nadie entiende lo que dicen o para que sirven muchos funcionarios y ellos tienen la culpa porque cuando hacen sus informes, los que se atreven a realizarlos, no hablan con verdad o nadie les cree, no, nadie, ni su santa madre…

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