Interiores

Editoriales 0 33

Carlos López Arriaga – Monreal, aliado incómodo

La relación jamás ha sido buena entre el tabasqueño y el zacatecano. Del trópico al altiplano hay diferencias de temperamento, prioridades distintas, humores encontrados.

Ambos brillaron en sus respectivas patrias chicas al tiempo que desarrollaban una carrera política nacional. Los dos fueron dirigentes estatales del PRI en su entidad y rompieron con el partido tricolor antes de buscar la gubernatura por su respectivo estado.

La diferencia es que el zacatecano sí lo logró (1998-2004) mientras que el tabasqueño lo intentó y perdió en dos ocasiones consecutivas, en 1988 por el Frente Democrático Nacional (FDN) y en 1994 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Ganaría la jefatura política de una entidad federativa, pero en la Ciudad de México (2000-2006). Ya desde entonces, la tercera sería la vencida.

En paralelo, MONREAL, con categoría de exgobernador, dejaría el PRD para irse al Partido del Trabajo (PT) y desde ahí coordinar las campañas obradoristas de 2006 y 2012.

La vida los une y separa. Como militante de MORENA, MONREAL fue electo jefe de la delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México (2014) mientras AMLO construía su postulación hacia el 2018, que finalmente ganó bajo el lema de “la tercera es la vencida”.

Más diferencias, ANDRÉS MANUEL fue presidente nacional de dos partidos (PRD y MORENA), pero carece de la experiencia legislativa de RICARDO, quien ha sido tres veces diputado federal (dos por el PRI, una por MORENA) amén de dos senadurías (una por el PRI y otra por PT-MORENA).

 

CARRILES VECINOS

Sirvan estos datos para decir que el crecimiento de ambos en política corrió parejo, construyendo sus respectivas carreras de manera independiente.

Los dos, por cierto, bajo el influjo inicial del ingeniero CUAUHTÉMOC CÁRDENAS. en el PRI y luego en la oposición de izquierdas.

Por ello la relación mutua ha sido siempre COLATERAL y nunca subordinada ni bajo mando jerárquico el uno del otro. Se han procurado lealtades pero no obediencia.

Relación, por cierto, muy distinta a la que AMLO tiene con personajes como MARCELO EBRARD, a quien rescató tras el naufragio de MANUEL CAMACHO SOLIS (1994), para hacerlo Secretario de Seguridad en el Distrito Federal y luego titular de SEDESOL, heredándole la jefatura capitalina en 2006.

Por igual, ANDRÉS MANUEL ejerce un liderazgo moral sobre gente que se formó a su sombra como MARTI BATRES, MARIO DELGADO y CLAUDIA SHEINBAUM, entre tantos más.

En un grupo político, a los subordinados se les da órdenes. Con los aliados, en cambio, siempre se negocia, es un forcejeo, un toma y daca. Este es el caso de MONREAL.

La diferencia es que ahora LÓPEZ OBRADOR dejó de ser un proyecto para convertirse en realidad absoluta. Es el Presidente de la República y esto impone una disparidad abismal hacia su viejo aliado MONREAL, de manera muy particular, en el manejo de sus diferencias que ya no puede ser el mismo.

 

PLEITO POR EPISODIOS

El más reciente capítulo de esta larga y recurrente divergencia entre el zacatecano y el tabasqueño está en los periódicos de esta semana.

Su cuestionamiento al canciller MARCELO EBRARD por el tema del Tercer País Seguro que la administración TRUMP pretende imponer a México en relación a los migrantes centroamericanos.

Pero si hoy el pleito es con MARCELO, antes lo fue contra MARTÍ BATRES al orquestar su desplazamiento en el liderazgo de la Cámara Baja y también con OLGA CORDERO por el asunto de las autodefensas.

Sin olvidar la suspensión de ALEJANDRO ROJAS DÍAZ DURÁN (operador de MONREAL) por pretender desplazar a YEIDCKOL POLEVNSKY durante la selección de candidatos en Tamaulipas.

Querella que enseguida se reciclaría por el caso Puebla, donde cuestionó la reiterada candidatura de MIGUEL BARBOSA.

El mismo señor ROJAS DÍAZ DURÁN que mantiene vivas sus aspiraciones de contender el otoño entrante por la presidencia de MORENA.

Desde luego, todas estas broncas tienen por telón de fondo la cruenta lucha que de manera muy adelantada se está librando por la candidatura presidencial del 2024.

Y en esto, mire usted, funciona la misma regla que antes conocimos en los tiempos del viejo PRI.

En el criterio del Gran Elector, los disciplinados tienen ventaja sobre los insurrectos.

Son más confiables los acólitos que los aliados, la querencia es mayor con los discípulos que hacia los colaterales.

Si el zacatecano no lo asimila, vamos a ver un espectáculo algo estridente en los próximos meses, una guerra fratricida cuyo perdedor se anticipa desde ahora. El hilo revienta en la cúpula senatorial.

BUZÓN: lopezarriaga21@gmail.com

WEB: http://lopezarriaga.blogspot.com

Noticias relacionadas