Campanario

Editoriales Off 38

Martín Sánchez Treviño

Un discurso de buenas intenciones

El Informe del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se convierte en el banderazo para ediles y gobernantes que harán lo propio de presentar el estado que guardan los municipios y los estados del país.

En el caso del Ejecutivo Nacional, creo más expectativas en su toma de protesta como gobernante que en su primer y segundo informe de labores. El asunto económico fue al que le sacó la vuelta, pues los cierto es que todas sus proyecciones se vinieron abajo.

Suele ocurrir a aquellos que se ponen la vara muy alta, lo cual no es de todo nocivo pero en el afán de cumplir con las expectativas de la población en la mayoría de los casos se comprometen con lo que en la mayoría de los casos, incumplirán.

En el rubro económico el ahorro de los más de 500 millones de pesos que informó se registró en el primer tramo de su gestión, son nada en relación con la salida de los mil millones de dólares que salieron del país durante la crisis económica derivada de la pandemia.

Lo que es cuestionable es porque hasta después del informe se buscará un acuerdo con los sectores económicos del país. O es que acaso los acuerdos previos con los inversionistas con quienes hubo hasta una cena en Palacio Nacional, fue desierta?

Para los mexicanos ha quedado claro que la nación no necesita un líder de buenas intenciones, sino que resuelva las demandas de la población. Pero sobre todo que este a la altura de las circunstancias, pues el manejo de la pandemia y sus derivados fue una muestra de la incapacidad política del gobierno federal, ya que lejos de generar acuerdos hubo desacuerdos con otros ordenes gubernamentales.

No deja de ser una mala señal en el sentido de que la actual administración no ha conciliado hacia el interior de Morena mucho menos con otras fuerzas políticas que sí en cambio construyeron en los primeros 2 años un frente amplio con propuestas definidas sobre todo con viabilidad.

Asimismo se mantiene la indecisión que se traduce en ingobernabilidad ante emergencias como el Covid y demandas añejas como la construcción de la paz, que aún se ve lejana y de la cual no se han cimentado acciones contundentes. El clamor de los parientes de las víctimas del delito ni con los efectos de la pandemia han fenecido.

Pareciera que son más las quejas de la población, las demandas sociales y económicas que cuando inició la actual administración. Lo grave es que la tendencias es la misma que en administraciones anteriores. Pues los conservadores resultaron más previsores ante una emergencia sanitaria que provocó una caída de la economía superior al 9 por ciento.

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