Hacer camitas para perritos: forma de vida para Michel y terapia para su parálisis cerebral

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Por Roberto Aguilar Grimaldo

Ciudad Victoria.— La mano derecha de Michel va de un lado a otro, con una brocha que pinta de color rosa una superficie de madera. El joven, en la parte trasera de su vivienda, está por terminar otra camita para mascota.

Michel Jair Hernández Lucio, quien cumplió 26 años de edad el pasado 2 de agosto, tiene parálisis cerebral y es débil visual, lo cual no ha significado un impedimento para convertirse en un ejemplo de perseverancia gracias al apoyo de sus papás.

Durante toda la pandemia, la actividad de construir camitas para mascotas, además de ser su mejor terapia ocupacional, se ha convertido en un trabajo para él y sus padres, lo que también ha sido una importante fuente de ingresos económicos.

Michel radica con sus padres en el ejido Santa Librada, al sur de Ciudad Victoria. Le gusta escuchar música, pelotear en el patio con un balón y sus equipos favoritos son los Tigres de la UANL y Correcaminos de la UAT. Mientras trabaja en los últimos retoques de una camita, sus padres describen en qué consiste el trabajo de su hijo.

Proyecto familiar

María del Carmen Lucio Zúñiga explica que este fue un proyecto original de la maestra Dora, con la que Michel estaba hace dos años en el Centro de Atención Múltiple (CAM) Emprendedores, en la zona número 10.

“De ahí, según las aptitudes de los niños los van ubicando con diferentes actividades. Unos hacen trabajos de panadería, de cocina, y también hay niñas que hacen collares o comida. La maestra nos dijo que esto le servía de terapia a mi hijo y nos enfocamos en eso; entre los tres construimos las camitas”, relata doña Mary.

La mayor productividad familiar, recuerda, se registró en el primer año de la pandemia de Covid-19; incluso no se daban abasto porque eran muchos pedidos. Les llamaban de muchas partes del país e incluso del extranjero.

“En ese tiempo andábamos vueltos locos, ellos lije y lije y pintando y yo haciendo las almohaditas; las cosía a mano”, relata.

La mujer reconoce que les emociona que su hijo se ha vuelto conocido, pues comenta que en ocasiones andan en la zona centro de Ciudad Victoria y de pronto les gritan: “‘¡Michel!’ Ni sabemos quiénes son, pero saludan con gusto”, comenta la mamá.

La labor
Aunque al principio evade la entrevista, el señor Miguel Hernández Ávila, de oficio electricista, poco a poco se involucra en la conversación, pues justifica: “Porque me da mucho sentimiento y lloro”, pero termina explicando el proceso de fabricación de las camas.

“Primeramente vamos y buscamos las cajas y luego yo le quito los clavos y las astillas para que él no se pique porque vienen en malas condiciones las cajas de madera. Luego él las empieza a lijar y a pintar. Es lo que hacemos nosotros. Mi esposa les hace las almohaditas y la camita, las decora con dibujos de huesitos y las patitas de las mascotas, así como se ven”, cuenta don Miguel.

Aseguran que el proceso de elaboración de las camas les lleva un día “porque hay que esperar a que se seque la pintura”.

Doña Mary comenta que recientemente los pedidos disminuyeron porque se incrementaron los costos de paquetería y eso les ocasionó muchas dificultades. “Pero si algunas personas están de acuerdo en hacernos pedidos y pagar el costo de la paquetería, con mucho gusto les enviaremos sus camitas”.

El lado humano

Para los papás de Michel, esta tarea familiar tiene casi el mismo significado, pues saben que es una importante labor la que realiza su hijo, además de que los ayudó en los días difíciles de la pandemia y unió a la familia.

“A nosotros nos cambió la vida. Es una enorme satisfacción que tengo; imagínese trabajar él con su supuestamente discapacidad. Él se entretiene con su trabajo que le gusta bastante. Más que todo, le sirvió como terapia en esta pandemia que nos afecta a todos, pero él con este trabajo ha logrado superarla”, afirma don Miguel.

“Bastante aprendizaje con él, pero lo más importante es que es terapia para Michel; se mantiene ocupado, se enfocó en esto”, asegura su mamá.

Con humildad, don Miguel comparte consejos a otras personas: “Como siempre se los he dicho a todos los papás o mamás, que no guarden a sus hijos que tienen alguna discapacidad. Antes no había tantos apoyos. Deben llevarlos a terapia, atenderlos, darles amor, porque ellos sí pueden salir adelante. A veces somos nosotros los padres quienes les ponemos obstáculos o trabas para que ellos sobresalgan”.

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