Interiores

Editoriales 0 39

Carlos López Arriaga – Laboratorio de paz

Habrá que desearle éxito a la estrategia antidelictiva puesta en marcha por el gobernador FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA en Reynosa. De brindar resultados satisfactorios, el modelo pondría el ejemplo y marcaría la ruta al resto del Estado.

Estimulante, que el combate al crimen organizado sea apenas una parte del plan. La otra mitad es la regeneración del tejido social mediante un despliegue de apoyos institucionales.

Se habla de una inversión de 134 millones de pesos en bienestar social, desarrollo económico, imagen urbana, apropiación de espacios y participación ciudadana.

Amén de llevar salud a población vulnerable, programas de convivencia, comedores comunitarios, atención psicoemocional, rescate de espacios públicos, módulos de seguridad, policía de proximidad, imagen urbana y videovigilancia, entre otros.

Junto a la autoridad local, todo el gabinete estatal, legal y ampliado, el gobernador GARCÍA CABEZA DE VACA explicó que el trabajo estará distribuido en dos polígonos (sur y norte) para su atención inmediata.

Y ello abarca temas de incidencia delictiva, grado de marginación, infraestructura pública y número de denuncias telefónicas, focalizándose en 136 mil habitantes de 53 colonias.

El llamado Plan de Intervención Integral de Gobierno que lleva por lema “Unidos por Reynosa” arrancó con la entrega de un primer paquete de viviendas a familias que sobreviven en condiciones de hacinamiento.

Ello, entre un total de 810 espacios en una decena de municipios, de acuerdo al programa Fondo de Infraestructura Social Estatal, que incluye una erogación de 42 millones.

DOS EXPERIENCIAS

Caben como referencia los respectivos programas implementados por el expresidente FELIPE CALDERÓN en Ciudad Juárez y Tijuana, al arranque de su gobierno.

Localidades de incidencia criminal semejante a la que hoy se vive y sufre en las cabeceras fronterizas de Tamaulipas.

Por igual se trabajó en ambas direcciones, enfrentar con mayores recursos al crimen organizado y desplegar ambiciosas medidas de combate a la pobreza.

Los resultados en un principio fueron alentadores, la estadística delictiva bajó y se respiraba un mejor ambiente de convivencia social. El propio CALDERÓN se ufanó de ello.

La falla (sobre todo, en las autoridades locales) fue bajar la guardia. Ante problemas tan graves como arraigados, al paso del tiempo la vieja inercia les ganó la partida.

Se diría que la leyenda negra volvió con más fuerza. La connivencia entre corporaciones y el bajo mundo, la violencia armada en las calles.

Por ello, al manifestar en las primeras líneas el deseo de que el Plan Reynosa tenga éxito, considero importante extender esta necesidad al mediano y largo plazos.

La lumpenización del cuerpo social tiene mucho de adictiva. Con ayuda firme y estímulos generosos puede en un primer momento disminuir sus malos hábitos.

Pero solo la perseverancia institucional podrá sacarlo definitivamente del infortunio. Además de las metas específicas que ya vemos, el propósito general debe ser evitar la recaída en los viejos vicios, como un alcohólico o un adicto.

El dinero fácil, la justicia por propia mano, los ajustes de cuentas, el desdén al orden público, el desprecio a la autoridad y a la vida misma, son dinámicas oscuras cuya erradicación exige voluntad férrea y rienda sostenida durante buen número de años.

Por supuesto, de este impulso inicial encaminado en Reynosa habrá pronto resultados esperanzadores. Pero sería un error pensar que con esos primeros triunfos ya se ganó una guerra.

La luz ciega tanto como la oscuridad. Los efectos benéficos que pronto vendrán jamás deben hacer que la autoridad se duerma en sus laureles. La lección de Juárez y Tijuana (aquello que faltó y hoy echan de menos) se llama constancia.

BUZÓN: lopezarriaga21@gmail.com

WEB: http://lopezarriaga.blogspot.com

Noticias relacionadas