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Martín Sánchez Treviño – ¿Hacia una economía moral o clínica?

Hasta qué, grado una economía moral es la respuesta al andamiaje y la problemática que hay en la población mexicana por falta de empleo, baja inversión, reducción de la nómina en la fábrica, el desabasto de medicamentos, las mermas relevantes en la granja rural, donde cada ciclo son más los espacios ociosos en la actividad primaria, sumada a la caída de la producción de granos, oleaginosas y otro básicos como los cárnicos que se dejaron de producir en el sector primario.

Los profesores en economía sugieren que no la moral no puede desvincularse de la economía lo mismo que de otras actividades de los ciudadanos. Pero también han propuesto que la ”economía clínica” es la mejor alternativa para los países latinoamericanos.

Argumentan que los criterios de una economía clínica es la misma que se aplicó en China durante los últimos 20 años del siglo anterior y los 20 del este nuevo milenio. Asimismo, los asiáticos se perfilan para tener en su región la producción de energía renovable suficiente para abastecer esa región.

Asimismo, son los líderes de los condominios verticales combinados con la ecología aplicada en producción de hortalizas en huertos verticales. Lo mismo ocurre en otras regiones de Asia.

En principio todas economías son morales, pero la economía clínica es la que tiene el pulso de los sectores de su población, lo mismo atiende las demandas de unos que las necesidades y la emergencia de otros. Y no busca únicamente la calificación de los grandes jueces, en los que se han convertido organismos como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional.

Una economía moral busca y se recrea en la calificación de esos y otros organismos, mientras que la economía clínica, atiende lo mismo la emergencia, que los pacientes crónicos, con enfermedades degenerativas. Pero sobre todo tiene un diagnostico de la situación que priva en los sectores que producen, lo mismo en los que dejaron de producir.

Identifica las causas, no supone sino que propone y su metodología estriba en descartar los peores escenarios, su planteamiento no es dogmático y es consciente que sus datos tienen un amplio margen de error.

Por ello, primer paso son los estudios clínicos de los estados financieros de la familia, el poblado, la ciudad, la región y la nación. Sin ignorar que el enfermo puede entrar en terapia intensiva.

En cambio, cuando el planteamiento busca la calificación de los organismos internacionales, es para justificar sus datos, más sus acciones y programas dejan de trascender. Porque los órganos vitales dejaron de responder a los estímulos del medicamento, porque considera que los datos se convierten en dogma aunque los estudios clínico digan lo contrario.

Como el doctor, que lo último que considero fue un apéndicitis, pero cuando pensaba en esta, ya era una peritonitis por no decir que era una apendejitis, que había invadido los órganos vitales. Porque sus datos estaban fundados en paradigmas del siglo anterior. Y como el niño era sordomudo y el médico de la época de Torre Repeto, los pacientes se murieron lo mismo en El Carmen, qué en San Carlos, Estación Cruz, Santander Jiménez, El Barretal y Padilla, que la capital cueruda.

En otro orden, ahí tiene usted que fuentes de la Ciudad de México revelaron a este escribiente, que un ex funcionario de la Coepris de Tamaulipas, lo sorprendieron cobrando sendas cuotas a comerciantes de todos los tamaños en la región fronteriza y por ese motivo causo baja de esa dependencia.

Según la fuente, se trata de un asunto de suma delicadeza que dará celeridad a remover “arenas movedizas”, relacionadas con la sucesión gubernamental en Tamaulipas.

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