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Editoriales Off 38

Martín Sánchez Treviño

Retos de la vida saludable

Las acciones de la federación para regular la legitimidad de la producción de derivados de la leche es una acción digna de reconocerse, porque obligaría a los empresarios de ese ramo a que lleven al mercado artículos comestibles apropiados. La incoherencia radica en que si bien busca extinguir del mercado productos nocivos para la salud de la población, pero el marco en el que se presentan estas acciones parecieran un distractor de los presupuestos de las obras de la federación en el sureste mexicano.

En el mismo sentido, la Secretaria de Educación Pública incluyó una nueva asignatura denominada Vida Saludable, pero la materia incluida en la agenda de la educación básica carece de directrices claras, en la inclusión de la temática hay complejidad pues aun cuando el propósito es educar a la población estudiantil, no hay un plan de estudios en ese sentido.

El fin de la propuesta es bueno pero una de las problemáticas es que en los planteles educativos no hay profesores que impartan esa asignatura porque la agenda de las escuelas normales no contemplan esa enseñanza ni su respectivos contenidos.

La federación no creo los contenidos ni lo reactivos y los docentes tendrán que sortear la cobertura lo mismo que los materiales correspondientes para cumplir con esa materia. En otras asignaturas la autoridad educativa distribuye los contenidos, pero en este rubro únicamente tarjeta informativas convertidas en folletos.

Pero los criterios están ausentes de una materia que en esta circunstancia es relevante, más bien aparece como una novedad de la época pero sin un sustento ni los recursos para contratar a un profesional de la gastronomía.

Hablar de una vida saludable presume que la población estudiantil tiene en sus domicilios familiares relacionados con los criterios alimenticios, pero las familias improvisan el menú porque es un nuevo reto para cubrir la despensa.

Lo que se observa es que la autoridad educativa pretende satisfacer con nuevos contenidos a los estudiantes pero no ha establecido los criterios para cubrir deficiencias en el sistema alimenticio que no únicamente están relacionadas con el aprendizaje, sino también con la producción de lácteos con ingredientes apropiados.

Resulta patético que en las poblaciones rurales donde se supone se producen la leche y sus derivados los habitantes del medio rural consumen leche deslactosada o de otras características que no se produce en los campos sino en las plantas industriales donde se producen los lácteos sustitutos.

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