La Pared

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Ricardo Hernández

Un recuerdo que tengo muy presente de mi abuela materna “Doña Cheva”, era la enorme molestia que le causaba, que personas que no fueran o una tía o mi mamá, las únicas que tenían permiso de meter mano en su cocina cuando se preparaban los alimentos para la familia. El malestar de mi “abue” siempre fue que, nadie se metiera porque solo ella sabía lo que se cocinaba, como se cocinaba y por qué se cocinaba.

Relacionado con el futbol, siempre pasa lo mismo. El aficionado común a este deporte sabe más que el entrenador, el aficionado siempre sabe cómo se debe parar el equipo contra el rival en turno.

El fanático sabe más que el entrenador, el fanático siempre conoce mejor a los jugadores, que entrenan, que comen, que hacen en sus ratos libres, su vida privada y pública, etc; por lo tanto, el fanático sabe quién debe alinear en el 11 inicial, quien debe ir a la banca y como se deben hacer los cambios.

Esto pasa porque el futbol es así, tiene una exposición tal, que cualquiera sabe de esto y, como Valdano alguna vez lo dijo, “el futbol es la cosa más importante de lo menos importante”, quien lo lee y lo cree, piensa que es fácil, aunque la connotación no sea la que se interpreta para el general. En mi opinión, el futbol si es importante, y lo enfocare desde el tema formativo.

Una situación real en el futbol formativo, en el futbol base, predomina la desacreditación del entrenador. Hoy en día, la formación de futbolistas ha ido adquiriendo una relevancia fundamental en el cómo los entrenadores enseñan, transmiten, educan, forman personas, no solo deportistas. La integración de diferentes ramas de la ciencia al futbol, ya no lo hace una cosa “sin importancia”

Hoy, ya no solo es una buena preparación física y talento futbolístico lo que hace al “atleta” que practica futbol. Hoy, el profesional que se dedica a la formación de personas que se convertirán en futbolistas, debe comprometerse y responsabilizarse a que su alumno y jugador debe recibir mucha información, a la par de la estimulación.

Preparación física, técnica, táctica y psicológica, es la base, de ahí se parte. El entrenador realmente profesional, requiere que sus capacidades de formación estén mayormente actualizadas, requiere conocimientos aplicables a la preparación de futbolista y personas en aspectos de nutrición, prevención en salud, rehabilitación de lesiones, comunicación, administración de recursos financieros y humanos, gestionar, delegar, principios de “coaching”, determinar qué aspectos psicológicos se atenderán en cada fase el desarrollo de los niños y niñas (edades) entonces, vuelvo a decirlo, si es importante el futbol.

Esto que menciono es, porque los papas de los niños que quieren ser futbolistas, su primera reacción al más mínimo síntoma de que el equipo donde su hijo participa y compite, a su consideración, no tiene avance ”futbolístico”, cae en la desacreditación del entrenador.

Una constante en el futbol formativo es, la “desconfianza” de los padres en el entrenador, sobre todo cuando no se gana, ponderan el resultado por encima de la verdadera formación. Lo que no saben los padres en su mayoría es, que el entrenador que es profesional, tiene la capacidad de hacer competir a sus alumnos-jugadores en zonas que a ellos les permita desarrollarse para adquirir evolución personal y futbolística, poniendo en práctica todo su arsenal de conocimiento para que el jugador maximice su potencial.

Tomando en cuenta todo este análisis, nos queda de experiencia que el futbol, ya no es una cosa sin importancia, el futbol hoy tiene grandes aliados que lo hacen, junto con otras disciplinas deportivas, no importantes, fundamentales para el desarrollo de personas saludables, educadas y con valores.

Cuando voy a un restaurante, nunca me meto a la cocina a decirle al chef como se prepara la comida. Por eso, si mi hijo o hija, está adquiriendo buenos y fuertes cimientos en su fachada deportiva, “no me meto con el arquitecto”.

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