Análisis Político

Editoriales Off 31

Antonio Frausto

Senaduría honorífica ¿sabiduría, blindaje u ocurrencia?

¿Cuál es el verdadero sentido de la propuesta que el senador Alejandro Rojas Díaz Durán presentó ante la Cámara Alta, para que el mandatario federal al dejar el cargo asuma un lugar en el Senado en la siguiente legislatura?

La propuesta consiste en que una vez que la o el presidente concluya su labor, se le otorgue una senaduría honorífica por los seis años siguientes, es decir justo el periodo del próximo mandatario.

La propuesta se basa en un modelo implementado en países como Paraguay e Italia. El cargo de senador honorífico no tendría remuneración, ni integraría ninguna bancada, sería una especie de asesoría por así decirlo, pero sí tendría algo muy importante, fuero constitucional.

Si bien, el legislador señaló que de aprobarse su propuesta comenzaría con el futuro presidente, nadie garantiza que no pueda aplicarse para Andrés Manuel López Obrador, en especial porque varios senadores han dicho que sería lo justo, como el mismo Díaz Durán mencionó.

La propuesta ya ha causado polémica entre la clase política y ha sido tema de análisis en la opinión pública sobre su viabilidad, pero no por un tema legal, sino por un tema ético y para muchos hasta moral.

Y aunque en su mañanera, AMLO ya dijo que lo rechazaría de llegarse a aprobar. Vamos a imaginar que sucedería, si sí se aprobara y aplicara para el actual inquilino de Palacio Nacional.

EXPERIENCIA O BLINDAJE

Los más optimistas opinan que sería positivo aprovechar la experiencia y sabiduría, que el ex presidente acumuló durante los seis años en esa responsabilidad. Ya que podría aportar una visión distinta al haber conocido cómo se maneja el poder desde las entrañas del mismo.

Los más negativos y adversarios políticos, señalan que es una manera de blindarlo, ya que al obtener fuero por los próximos seis años, evitaría cualquiera acción legal en su contra, en especial si la oposición llegara a ganar la presidencia de la República.

Otros piensan que es una simple ocurrencia del senador, para tratar de quedar bien con el aún presidente y por supuesto con él o la próxima, personaje bien conocido por los tamaulipecos por su intento fallido de alcanzar la candidatura de Morena a la gubernatura el año pasado y por sus ataques contra Américo Villarreal cuando era candidato.

¿SERÍA SANO PARA EL PAÍS?

Pero lo más importante que debemos de preguntarnos más allá de nuestras filias y fobias políticas es, ¿qué tan sano sería que un ex presidente continuara vigente en la escena política después de su mandato? cuando en teoría todos sean retirado de la vida pública nacional, por lo menos durante el siguiente sexenio al suyo.

En el caso hipotético de López Obrador, un hombre tan amado y odiado por muchos, con tanta polémica, aceptara ser senador honorífico, representaría un problema para el futuro mandatario, ya que seguiría siendo referencia para millones de mexicanos.

Si el siguiente titular del ejecutivo fuera Xóchitl Gálvez, sin duda sería el principal opositor al Gobierno, señalando y criticando toda decisión de la nueva administración y acusándola de querer regresar al pasado, tratando de desmantelar el andamiaje que la 4T ha construido.

Pero si llegara a ser Claudia Sheinbaum, también sería un inconveniente para ella, ya que opacaría la figura de la mandataria, muchos pensarían que ejercería el poder detrás del trono en una especie de “Maximato” y nunca llegaría a consolidar un gobierno con identidad propia.

Tal vez si nuestra realidad fuera distinta, si viviéramos en un país de primer mundo la propuesta de una senaduría honorífica fuera una buena idea, pero ante una sociedad tan dividida, tan polarizada y aun con tantas carencias y desigualdades sociales, lo más sano para todos sería que esto no sucediera o tú ¿qué opinas?

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