Campanario

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Los amigos de a caballo que fueron miles, celebraron el Día de la Amistad con una concurrida Cabalgata junto con el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y el médico Xicoténcatl González Uresti. Hubo cabalgaduras de distintas regiones tamaulipecas, mujeres, varones, niños y niñas, personas de la tercera edad también se sumaron a la fiesta equina.
Los jinetes recorrieron las principales calles y avenidas de esta capital, donde radican, viven y trabajan los amigos de Xico y de Cabeza de Vaca. El recorrido fue en armonía, con alegría y esperanza, pero sobre todo afloraron los lazos filiales de los cabalgantes.
En la Cabalgata de la Amistad, que en encabezó el gobernador Francisco, estuvo quien franqueado por Xicoténcatl González Uresti -Xico como la raza lo conoce- fueron acompañados por algunos 2 mil aficionados a la monta de Caballos. El gobernador montó un caballo cuarto de milla, Xico montó El Africano, César Verastegui Ostos recorrió la ciudad en los lomos de “El Payaso”, un caballo entero cuarto de milla de la línea de los Apalusa. Roberto Shuldes un Alzan claro aún, sin bautizar. Ismaeal García Cabeza de Vaca en un ejemplar de Juan Cantú que le apodan “El Bipo”. Arcelia la esposa de Xico en su yegua cuarto de milla atordillada.
También Francisco Quico Elizondo dirigente estatal del PAN montó una caballo alazán. Todos los viejones y las mujeres ensombrerados, de espuelas y chaparreras. Hicieron sonar a unísono las cascos de sus caballos por la calles, buolevares y alamedas de la capital, a su paso los ciudadanos aregaban con su mano los Cuernos propios de Los Vientos de Cambio, el gobernante respondía con júbilo, a Xico se le alzaban los bigotes que combinaban con su sombrero tipo charro y Quico Elizondo sonreía con su boca en forma de cono.
En las instalaciones de la Unión Ganadera Regional de Tamaulipas un saxofón se enredaba entre cuerdas de tololoche, al acordeón casi lo hacían hablar, la guitarra y la batería amenizaban la comida de los cabalgantes, la mayoría se quedado al agape, algunos tenían pendientes. El gobernador Francisco se mostraba sonriente lo mismo que su hermano, su secretario de gobierno, el dirigente panista. Bueno, hasta Shules sonrió. Y Xico no se diga, se le salía el corazón.
En cada esquina, los hombres y mujeres de todas las edades se tomaban selfies con el Jefe del Ejecutivo de camisa blanca, chaleco azul, pantalón de mezclilla, botas texanas, sobrero blanco. La cabalgata arrancó en la Calzada de Tamaulipas a las 11.30 y concluyo a las 14.20 horas en el mismo lugar, recorrieron la calle Democracia hasta el Paseo Pedro José Méndez, donde pasaron junto a la Quinta de El Olvido, no escapo el boulevar Praxedis Balboa, la avenida Juan B.Tijerina antes carretera nacional, Doblaron en Carrera Torres para tomar el boulevar Fidel Velázquez hasta el boulevar José López Portillo, para tomar la Alameda Francisco I. Madero también conocida como 17, Carrera Torres hasta el 8 y en Berriozabal doblaron hasta Venustiano Carranza, para enfilarse nuevamente a la Calzada Luis Caballero antes Tamatán.
La raza comió llenar, había guisos y sopas de todas las marcas ¡hasta para llevar! no repartieron sobreros ni pañuelos menos camisas, los cabalgantes llegaron en sus propios remolques desde Altamira, San Fernando, Mante, no se diga Xicoténcatl, Madero, Reynosa, Matamoros, Soto La Marina, Güemez pero la gran mayoría eran de la capital cueruda.
De la cuadra de Chevo había ejemplares hermosos, lo mismo que de la de Juan Cantú, Pablo Alvares, Guillermo Garza, el profe Acevedo, de los Barriles las mujeres dieron muestras del dominio de las riendas sobre sus cuacos. En las filas había caballos hermosos, de rienda y educados, se mezclaban razas españolas, criollas, portugués, argentinos, cuarto de milla era la raza dominante, había burros y mulas pero aquello fue una convivencia espontanea, desde el lomo de sus pencos el contingente de jinetes trasmitía jubilo y armonía. En los gestos de Francisco el gobernador de los tamaulipecos se traslucía el regocijo.
Era una fiesta ciudadana, algarabía sin alcohol, agua de la Peñita y más agua de La Vicente Guerrero fue lo que suministraron voluntarios en distintos puntos del recorrido. Respetuosos y en silencio las mujeres y los niños disfrutaron de un domingo excepcional.
Entre los grandes entre los grandes ausentes, Julio Gutiérrez Chapa presidente de la Unión Ganadera Regional de Tamaulipas, que no justificó su ausencia, en cambio Pablo Álvarez “El Chaparro”, sí porque está convaleciente y en tratamiento, para sus hijas Esperanza, Paola y su esposa Alicia, nuestra solidaridad.

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